Aemet pronosticaba para ayer posibilidad de tormentas, pero el “día del
monte” transcurrió con total normalidad
| (Imagen: Martínez Bueso) |
Pese a que los pronósticos daban
posibilidad de lluvias, especialmente por la tarde, miles de romeros
acompañaron ayer a la Virgen de la Fuensanta en su vuelta al santuario del
monte. Los fieles se congregaron para despedirla en la romería más multitudinaria
de las cuatro que protagoniza a lo largo del año. La noche del lunes al martes fue festiva en
la catedral. Es una madrugada especial, con las puertas abiertas del templo
para que todos puedan contemplar a la Virgen. Cuadrillas y trovos participaron con sus rezos y cantos. A las
siete de la mañana, el obispo de la diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca
Planes, ofició la misa de despedida, a la que acudieron todas las autoridades
políticas y festeras de la capital. A las ocho comenzaron a repicar las campanas
y, rodeada de un espectacular gentío, partió la patrona rumbo al Santuario.
Aplausos, cánticos, gritos y lágrimas de
emoción acompañan a la Fuensanta ayer mañana a lo largo de siete kilómetros. En
el camino numerosas paradas para echarle pétalos de flores, para cantarle y
honrarle y vestirla de halagos. Como es habitual en la romería, la patrona
vistió un manto huertano. Este año le tocó el turno al azul bordado en blanco,
que en 1992 le regaló la peña La Pava. Y portó la peluca más corta y más morena,
la que José Fernando Espinosa le confeccionó en el año 2007. También pudo verse
a personas que hicieron todo el trayecto a pie descalzos, en cumplimiento de
alguna promesa, como es costumbre habitual en las personas que así desean
manifestar su fe. Para muchas familias, tanto las que marcharon a pie, como las
que subieron al santuario en vehículos, fue un tradicional día de asueto entre
la suave brisa de la montaña.
(Redacción)

