miércoles, 18 de septiembre de 2013

Pese a las malas previsiones del tiempo, la Patrona llegó sin novedad a su Santuario



Aemet pronosticaba para ayer posibilidad de tormentas, pero el “día del monte”  transcurrió con total normalidad

(Imagen: Martínez Bueso)
Pese a que los pronósticos daban posibilidad de lluvias, especialmente por la tarde, miles de romeros acompañaron ayer a la Virgen de la Fuensanta en su vuelta al santuario del monte. Los fieles se congregaron para despedirla en la romería más multitudinaria de las cuatro que protagoniza a lo largo del año.  La noche del lunes al martes fue festiva en la catedral. Es una madrugada especial, con las puertas abiertas del templo para que todos puedan contemplar a la Virgen. Cuadrillas y trovos  participaron con sus rezos y cantos. A las siete de la mañana, el obispo de la diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, ofició la misa de despedida, a la que acudieron todas las autoridades políticas y festeras de la capital. A las ocho comenzaron a repicar las campanas y, rodeada de un espectacular gentío, partió la patrona rumbo al Santuario. 

Aplausos, cánticos, gritos y lágrimas de emoción acompañan a la Fuensanta ayer mañana a lo largo de siete kilómetros. En el camino numerosas paradas para echarle pétalos de flores, para cantarle y honrarle y vestirla de halagos. Como es habitual en la romería, la patrona vistió un manto huertano. Este año le tocó el turno al azul bordado en blanco, que en 1992 le regaló la peña La Pava. Y portó la peluca más corta y más morena, la que José Fernando Espinosa le confeccionó en el año 2007. También pudo verse a personas que hicieron todo el trayecto a pie descalzos, en cumplimiento de alguna promesa, como es costumbre habitual en las personas que así desean manifestar su fe. Para muchas familias, tanto las que marcharon a pie, como las que subieron al santuario en vehículos, fue un tradicional día de asueto entre la suave brisa de la montaña.
(Redacción)