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(Reuters) |
El Real Madrid se despegó del Barcelona ganando su partido aplazado de Vigo. Aprovechó el comodín para tomar ventaja en el mejor momento posible, en vísperas del final del campeonato. Será suyo con un punto el próximo domingo en Málaga, cuenta fácil tras meses persiguiendo un título embadurnado en aceite, imposible de amarrar, duro como jornada de trabajo. Porque si la Champions es el sábado, citas para coger gloria, la Liga es el madrugón del lunes, la faena del martes, el pan en la mesa, el jefe que aprieta. La vida cotidiana que marca tu bienestar. Tras cinco años quedándose a medias, los blancos tienen el alirón a un suspiro. Sólo una derrota ante Michel le descabalgaría.
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