EN CASO DE INCENDIO, EN
ÉPOCA ESTIVAL, PODRÍAN SUPONER UN GRAVE RIESGO PARA LAS VIVIENDAS
CERCANAS
Es muy cómodo y fácil tener un solar o una casa abandonada.
No cuesta nada su mantenimiento, solo que muchas veces este grado de abandono
puede significar un peligro para el colectivo vecinal. Nos referimos
especialmente a los solares dejados a su
suerte. Son un foco de maleza y arbustos resecos, fácilmente combustibles, y
además una escombrera a cielo abierto en la mayoría de los casos, pues hay gente
que antes de llegar a los contenedores que tiran basura, desperdicios o enseres
viejos, abandonándolos en ellos. No solo representan un claro peligro de
incendio, sino que son focos muy contaminantes que degradan el medio ambiente.
A veces una simple colilla, un cristal de botella que actúa
como lupa, algún producto inflamable (como un spray) o la mala acción gamberril
de niños inconscientes, puede ser el detonante de un incendio de proporciones
devastadoras, según la hora del día. Con las viviendas cerradas ocurre igual,
aunque el peligro sea menor. La salubridad de estos lugares deja mucho que
desear y la mayoría son nidos de mugre y ratas y malos olores que salen por
ventanas rotas o entreabiertas. Debería la administración obligar a sus
propietarios a mantener adecuadamente estas propiedades, especialmente en lo
que a limpieza se refiere puesto que la desocupación y la higiene no están
reñidos.
(REDACCIÓN)


