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| (Foto: Alfox/Archivo Histórico C.E.R.) |
Aunque a principios del año 1713 comenzó a celebrarse la Semana Santa tal y como hoy la conocemos, con algunas diferencias en cuanto a la incorporación de nuevas tallas (como San Juan, a finales del siglo XIX ,la Cruz y el Cristo yacente, ya en el siglo XX) no obstante tenemos constancia de que desfilaban tres pasos: Jesús Nazareno, Cristo Crucificado y La Soledad o Virgen de los Dolores. Sin embargo la Semana Santa rayera comenzó a celebrarse en Jueves Santo durante la segunda mitad del siglo XVI y posiblemente ya desde 1550. Era una procesión con un solo paso que, a modo de Viacrucis, recorría las primitivas calles del pueblo. Junto a la antigua iglesia rayera se encontraba el cementerio parroquial, en el solar que hoy ocupa la Plaza de la Purísima o de la Cruz, como se la conoce aún popularmente, y anexo a este cementerio había otro solar conocido como El Calvario, ubicado exactamente donde hoy se levanta un edificio a la entrada de la calle Amargura que entonces tomaba el mismo nombre de este solar, que tras a consecuencia de la epidemia de cólera del XIX se amplió como cementerio.
Es lógico suponer que, bien al principio, bien al finalizar la procesión, se rezara un responso en recuerdo de las difuntos que allí descansaban. Y con toda seguridad cuando la talla de Jesús Nazareno comenzó a dar la bendición, gracias al mecanismo articulado de su brazo, fuese allí mismo el lugar elegido inicialmente. Luego, al trasladarse el cementerio a su actual ubicación en el año 1897, se amplió el recorrido para continuar la costumbre ancestral. Actualmente y desde hace unos años se remodeló el recorrido del desfile procesional, modificando el circuito tradicional y suprimiendo la ida y vuelta al cementerio a través del Camino de Floridablanca. La bendición se hace en la Plaza ante numeroso público que viene para ver expresamente este acto, concluyendo así el día más importante de todos los desfiles procesionales de la Semana Santa rayera.
(Redacción)


