martes, 21 de agosto de 2012

Opinión: EL ÓBOLO PARA LOS RICOS


EL RECIENTE ESCÁNDALO DEL LLAMADO WATERGATE VATICANO, O VATILEAKS,  HA SACADO A LA LUZ UNA MÍNIMA PARTE DE LO QUE SE ESCONDE EN SUS BAJOS FONDOS Y LA LUCHA POR EL PODER ENTRE LAS DISTINTAS SECTAS

El autor de este artículo de opinión advierte a aquellas personas de profundas convicciones religiosas que algunos de sus párrafos pueden herir su sensibilidad.


Podríamos decir que hemos retrocedido  en el tiempo hasta la funesta época de los Borgia, cuando los llamados Estados Pontificios y su capital, El Vaticano, entonces mucho más poderoso e influyente, se convirtió en una guarida de conspiradores y asesinos, además de ser el mayor prostíbulo de Roma. En aquellos oscuros años se cometieron atropellos sin límite y aberraciones inimaginables, crímenes a diestro y siniestro dentro de un grado de corrupción tan nauseabundo que el olor de sus cloacas aún perdura a través de los siglos. Afortunadamente hoy no tienen el amparo de su criminal y siniestra organización que se llamó Santa Inquisición,  para mayor escarnio; tampoco les amparan ya las odiosas y católicas Monarquías que afortunadamente, en su mayoría, han ido quedando en el lodazal de la Historia. Pero la bestia del poder negro aún sigue viva y coleando y hoy son la Mafia y la Masonería dos de los muchos pilares sobre los que se asienta esta Ciudad-Estado que siendo el más pequeño de Europa (con solo 0,44 km2 de extensión) es el que más tesoros y riquezas atesora La Banca vaticana no solo participa en el descarado blanqueo de capitales, procedentes en buena medida del narcotráfico y la pornografía, sino también  obtiene pingües beneficios por medio de su participación en empresas armamentísticas que tienen un excelente mercado en países inestables donde la revolución o el golpe de estado están a la orden del día, provocando centenares de miles de muertos a los que podríamos añadir la devastación demográfica que suponen las muertes por hambre e inasistencia sanitaria.
 
El secretismo más absoluto impera dentro de los muros vaticanos. Hay una lucha larvada por el poder entre todo ese gremio de cardenales, monseñores y demás cipayos, civiles o religiosos, que han constituido la mayor secta que se conoce, empeñada en mantener el viejo “status” a cualquier precio. Y no toleran que nadie, absolutamente nadie, se atreva a regenerarlo ni a poner orden dentro del caos. Ahí tenemos el caso relativamente  reciente de aquel Papa, Juan Pablo I, que pretendió hacerlo y acabó siendo asesinado por algunos de sus propios Cardenales, entre los que cabe destacar la satánica figura del norteamericano Marcinkus, ente otros muchos conspiradores que existen dentro de la Curia romana.
La Iglesia Católica hoy es, esencialmente, una organización mundana cuyo único fin es PODER y DINERO. Todo lo demás son demagógicas declaraciones de unos principios religiosos que ellos mismos han ido desvirtuando hace mucho tiempo y poco a poco se vacían más de contenido a medida que el avance de la Ciencia cuestiona muchos de sus postulados. La llamada Iglesia de los pobres es una pura entelequia, una figura retórica y una mentira grotesca, sencillamente porque no existe. Solo hay un desenfrenado afán de poseer y atesorar riquezas y en este sentido apunta todo cuanto ya se conoce, desde hace mucho tiempo,  y las filtraciones que recientemente han aparecido en la prensa, promoviendo un escándalo a nivel mundial que demuestra la verdadera situación existente en su seno y los entresijos de esa constante lucha por el poder absoluto dentro del Vaticano. En esta línea se podrían insertar todas esas jugosas donaciones económicas que desde distintos puntos recibe, como ese famoso cheque de 100.000 euros entregados por el director de la UCAM de Murcia (una simple entrega, de los millones donados anteriormente) que al final fue a parar a manos del secretario personal del Papa y dado a conocer junto a una documentación extremadamente comprometedora.  Cuando estos casos trascienden a la luz (¿imaginan los que quedan en el más impenetrable silencio?) uno se pregunta bajo qué concepto ético se puede justificar esta secreta afluencia de dinero a raudales, aunque se entreguen –hipotéticamente- para el llamado “Óbolo de San Pedro” una supuesta y piadosa obra de ayuda a los pobres, aunque siempre se ignora a qué fines reales van destinados. No deja de ser curiosa la forma de mentir sobre el verdadero fin de esas cifras millonarias. En Italia se habla abiertamente de que ese capital iba a servir para comprar voluntades y pagar silencios, una práctica que ya viene siendo habitual en la católica Iglesia, donde la maquinación de los grupos sectarios que allí confluyen para lograr mayores cotas de poder han declarado  una lucha abierta que a nadie escapa y, lo más grave, es que esto representa solo la punta del iceberg. Pero como ocurre siempre con todos los intereses bastardos untados de riquezas,  más pronto que tarde, se extenderá un tupido velo de silencio y al final todo quedará en una mera anécdota. El dinero tapa muchas bocas y sacia muchos estómagos y cuando éste existe en forma de manantial inagotable, el silencio que provoca es más impenetrable todavía. Así es, en el fondo, el método de supervivencia de una organización que hace ya muchos siglos se apartó de su verdadero camino espiritual y optó por el práctico pedregal de la más descarada inclinación a los bienes materiales, menos trascendentes quizá, pero infinitamente mucho más sustanciosos.

M.J.S.