LA INFORMACIÓN SOBRE EL INUSITADO DESTROZO DE UNA PINTURA AL
FRESCO, EN UNA IGLESIA ZARAGOZANA, TRASPASA LOS LÍMITES DE NUESTRO PAÍS Y SE HACEN ECO TAMBIÉN MUCHOS INFORMATIVOS INTERNACIONALES

No deja de ser un caso curioso aunque es habitual en
determinadas iglesias que gente cercana a la parroquia y con la aquiescencia o permiso de su titular, adopte por su cuenta y
riesgo unas decisiones que muchas veces y como en este caso destrozan el
patrimonio histórico-artístico. Esto viene siendo bastante habitual en muchos lugares de la geografía española sobre todo en lo que concierte a documentación, libros antiguos y
determinados ornamentos, e incluso imágenes. La responsabilidad última es del
párroco de turno que es quien debería controlar a estos colaboradores que,
inconscientemente a veces, causan daños irreparables. Volviendo al caso de
Borja, y aparte del revuelo mediático suscitado tanto a nivel nacional como en el extranjero, el
ayuntamiento de la ciudad ha requerido a un grupo de expertos para que intenten
remediar el desaguisado, aunque por las imágenes ofrecidas del antes y el
después de la “restauración” muy difícil lo van a tener.
(AGENCIAS)