La cubierta del Molino de Caballero se desploma y Urbanismo exige
responsabilidades al dueño
(Foto: Alfonso Durán) |
El patrimonio de Murcia sufre un
desamparo de años y abandono de décadas por la desidia de los gobernantes, sin
distinción de colores o ideologías políticas. En esta ocasión ha ocurrido en
Puebla de Soto; los vecinos alertaron ayer jueves de que se había derrumbado la
cubierta o tejado del Molino del Caballero, una histórica edificación que desde
hace tiempo está en la lista negra de monumentos abandonados. El molino es
propiedad de un promotor que ayer no
había podido ser localizado; la Policía Local y los Bomberos acordonaron la
zona y a ella se trasladaron técnicos de la Concejalía de Urbanismo, que redactaron
un parte para informar de los hechos al Servicio de Patrimonio Histórico de la
Consejería de Cultura. Huermur recordó ayer que el Ayuntamiento pidió en 2009
una ayuda de 100.000 euros a la Comunidad para su restauración y puesta en
valor, así como el de La Pólvora de Rincón de Beniscornia.
Este Molino histórico fue
construido sobre la acequia de Barreras por Pedro de Soto en 1476 sobre un
molino anterior hispanomusulmán. En principio se trataba de un molino harinero,
pasando más tarde a moler pimentón. El alcalde pedáneo, Francisco Galera, ha
reclamado una intervención en numerosas ocasiones; el PSOE se mostró
«avergonzado por la indiferencia y el desprecio del PP hacia los signos de
identidad de la Huerta murciana». El Pleno del Consistorio aprobó hace meses
crear una escuela taller para rehabilitar el patrimonio. Pero las ayudas no
llegan. Este edificio de la Puebla aún se puede recuperar, no así el de Oliver,
en Aljucer, ni los históricos de Puxmarín (anterior a la fundación de nuestro
pueblo) y del Batán, en La Raya; el primero de ellos fue derribado, tras un
indiscutible pelotazo urbanístico, para construir pisos y el del Batán (del
siglo XVIII), que es de propiedad privada, ha sido desmoronado sin que nadie
haya hecho nada por conservar estos lugares emblemáticos. Y es que en Murcia la
política frente a muchos edificios históricos tiene un nombre: DESIDIA Y
ABANDONO.
(Redacción)